Transmisiones de fútbol. Imágenes y palabras

Imágenes

El balón, cuyo movimiento hacia una u otra portería origina emoción; los jugadores, artífices del movimiento emocionante del balón; el árbitro, protagonista de decisiones emocionantes; el público, emocionado, de la grada.

Los avances tecnológicos posibilitan hoy escuchar los sonidos (cargados de emoción) emanados de las imágenes: el golpeo al balón, el balón estrellándose en el larguero, palabras de jugadores, palabras del árbitro, el clamor de la grada,…

Imágenes y sonidos (de las imágenes) constituyen un conjunto sensorial audiovisual: un espectáculo audiovisual emocionante.

Y a este conjunto sensorial audiovisual se incorpora desde fuera de la cámara (voz en off) las palabras de los locutores.

Palabras de los locutores

Las palabras de los locutores se pueden englobar en dos estilos, según predomine la narración o los comentarios.

a) Narraciones amplias y comentarios cortos

Algunos locutores continúan con el estilo de las transmisiones radiofónicas del pasado: narraciones amplias y comentarios breves intercalados.

El narrador se ajustan a lo que se está viendo (evolución del balón, identificación de jugadores, detalles,…) y, el tono de voz, se suma a la emoción del espectáculo. Y, el comentarista intercala, en tono de voz menor, breves opiniones sobre la evolución del juego.

Palabras e imágenes están enlazadas por la “interrelación integradora” exigida en lo audiovisual. Y el cerebro del telespectador puede atender y percibir palabras e imágenes simultáneamente: las palabras del narrador y del comentarista se integran en el espectáculo audiovisual emocionante.

b) Narraciones cortas y comentarios largos

Con la llegada de la televisión algunos pensaron que carecía de sentido contar lo que se estaba viendo.

Se acortaron las narraciones. Se alargaron los comentarios. Se multiplicaron los comentaristas. Se dio paso a las bulliciosas redes sociales…. En suma, se creó un estilo de abundantes palabras ajenas a las imágenes.

En el nuevo sistema falta la “interrelación integradora”, propia de lo audiovisual, entre palabras e imágenes: las palabras cursan por senda independiente a la de las imágenes.

La ausencia de “interrelación integradora” entre palabras e imágenes origina un conflicto en la parcela cerebral de la comunicación: el cerebro no puede centrar la atención y percibir simultáneamente las palabras y las imágenes.

Solución: centrar la atención en las imágenes y desentenderse de las palabras. Consecuencia: las palabras desatendidas, sólo oídas, no escuchadas, pierden su contenido informativo y se convierten en un simple sonido, molesto, perturbador.

El ruido de las palabras

El sonido más melódico se convierte en ruido cuando no es deseado. La palabra más atrayente para algunos se convierte en ruido para los que no la desean.

Los sistemas de “abundantes palabras ajenas a las imágenes” pueden ser atrayentes para algunos, pero, para otros, constituyen un ruido molesto, perturbador.

Un responsable de televisión me decía: se reciben abundantes quejas sobre lo mucho que hablan los comentaristas. Pero, estos no quieren hacer caso.

En el ruido de las palabras interviene también el fuerte sentimiento de rivalidad: algunos telespectadores rechazan las palabras del comentarista que considera contrario a su equipo.

Hace unos años, el problema se solucionaba apagando el sonido del televisor y conectándose, a través de la radio, con el comentarista favorito. Hoy, la propia televisión ofrece diversas opciones de audios, y, entre ellas, el audio de ambiente.

El audio de ambiente

 

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