De cuadrúpedo a bípedo
En el largo proceso de la evolución humana, el tronco se fue elevando sobre las extremidades posteriores a expensa de un giro de la pelvis de unos 45 grados y de la curvatura lumbar de la columna vertebral (figura 2).
Fig. 2
La columna vertebral pasó, pues, de horizontal y recta en el cuadrúpedo a vertical y con curvatura lumbar en el humano.
Este cambio trajo consigo un hecho biomecánico de gran trascendencia: la columna vertebral –hueso esponjoso de escasa resistencia a la compresión– se vio obligada, en la posición erguida, a soportar –sobre todo a nivel de la curvatura lumbar– el peso corporal.
La columna vertebral pasó, pues, a desempeñar una función que no tenía en los orígenes de la especie y para la que no estaba plenamente preparada.
Consecuencia: además de la repercusión en el parto –detenidamente estudiada en la presente página (ver El canal del parto y la bipedestación)–, la posición vertical de la columna vertebral es fuente de conflictos en la actividad física laboral y deportiva.
Por otro lado, interesa tener presente que la bipedestación llevó consigo un cambio de la ubicación y orientación del foramen magnum (orificio de entrada de la médula en el cráneo). Ver más.
Fig. 2
En la figura 3 se muestra la posición y la orientación del foramen magnum (F.M.) en el caballo y en el ser humano. En el primero está situado en la parte superior de la cabeza y su orientación es vertical, y en el segundo está ubicado en la parte inferior y su orientación es horizontal. La mencionada disposición permite a ambos dirigir la mirada al frente.