C. BIOMECÁNICA DEL PARTO NEANDERTAL

Como premisa previa es necesario tener en cuenta la biomecánica de uno de los procesos más peculiares del parto humano: la flexión de la cabeza del feto (Biomecánica de la flexión).

La flexión de la cabeza del feto obedece a la ley física de la palanca. Pero, en el parto neandertal las  características físicas de la cabeza influyeron en el desarrollo del mencionado proceso físico de la palanca.

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Fig. 3

En la figura 3 realizo un análisis comparativo entre la actitud del feto humano actual (izquierda) y la del feto del neandertal (derecha) antes de entrar en el conducto. La pelvis (P) se muestra en un corte transversal a nivel del acetábulo (A).

En el feto neandertal, los brazos de palanca están más equilibrados, pues el brazo posterior (BP) es más largo, a causa de la prominencia occipital (PO), que el brazo posterior del feto humano actual.

Cuando, por la acción de la fuerza expulsiva (FE) de la contracción uterina, el feto humano actual entra en el canal del parto, la región frontal, la más prominente, choca sobre la pelvis (R1) y, por la ley física de la palanca, se produce la flexión de la cabeza (figura 4, imagen izquierda), pasando a ser el occipital la zona conductora (ZC). En el caso del feto neandertal (figura 3, imagen derecha), es la región occipital, la más prominente, la primera en encontrar la resistencia del canal del parto, y, por la ley física de la palanca, se produciría, en un porcentaje elevado de caso, la extensión de la cabeza (figura 4, imagen derecha), pasando a ser la cara la zona conductora (ZC).

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Fig. 4

Estas imágenes, con una finalidad exclusivamente didáctica, no pretenden otra cosa que poner de manifiesto un argumento muy sólido: la ley física de la palanca, responsable de la flexión de la cabeza del feto humano actual en el 99% de los casos; y, en base a la mencionada ley, demostrar que las condiciones biomecánica del feto neandertal fueron muy diferentes.

Esta modalidad de parto con la cabeza en extensión (modalidad de cara) se da también, en un porcentaje del 1%, en los partos humanos actuales. La diferencia estriba, pues, en el porcentaje: muy superior en el neandertal.

La biomecánica del parto de cara es más compleja debido: a) el diámetro (DM) que el feto presenta al canal del parto es muy superior al diámetro bregmático-suboccipital (B-O) y b) la zona conductora (ZC) es mayor y más irregular, factor que dificulta extraordinariamente el proceso de rotación.

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Fig. 5

Conviene también tener presente que en función de la rotación del feto, el parto de cara puede evolucionar de dos modo: a) con el occipital dirigido hacia atrás (figura 5, imagen izquierda), coincidiendo con el sacro (S). En esta variedad el parto puede finalizar, si bien con bastante dificultad y b) con el occipital dirigido hacia delante (figura 5, imagen derecha), coincidiendo con la sínfisis del pubis (SP). En esta variedad el parto no puede finalizar. Actualmente, la única solución es la cesárea, pero en épocas pasadas y, por supuesto también en la del neandertal, esta variedad terminaba siempre con la muerte del feto y de la madre.

En definitiva, se trata de una modalidad extraordinariamente conflictiva, que en tiempos pasados, y sin duda alguna en el neandertal, originaría un alto índice de mortalidad materna y fetal.

En un porcentaje muy inferior al del humano actual también se produciría en el parto neandertal la flexión de la cabeza fetal (fig. 6).

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Fig. 6

Pero, en esta modalidad, el occipital, zona conductora, es el protagonista en el deslizamiento del feto por el conducto pélvico. Y, la prominencia occipital originaría una fuerza de rozamiento mayor. Es decir, el parto del neandertal, tuvo que ser extraordinariamente complejo también en la modalidad occipital.

D. Conclusiones y bibliografía

 

 

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